Te besé los ojos, la cara, a ti,
que nunca has gastado en
maquillajes,
cremas, muecas, ni otras sombras.
Intenté probarme una máscara
de distracción…
Nuestra obra viva
continuaría el rumbo
de nuestro mundo como si tal
cosa.
Navegamos un mar desnudo,
sensible a lo que se oculta,
a pesar del canto del
petrel
sobre las gavias,
aún bordeando playas
que inviten las cuadernas.
El alma se rompe al estallar
cualquiera de tus lágrimas
contra mi pecho.
La tormenta por provocada no
abatida.
Todo el amor, y nuestro futuro
cierto, por cada día,
por las estrellas sencillas, te
quiero tanto, mi amor.
Te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario