La pesadilla y un minuto de silencio.





Rabian calles
adoquinadas de piel y hueso.
Algunos se apilan.
Nadas ganan de nuevo.

Siempre silban a salvo
de nuestras cucarachas,
ofrenda insecticida
lamiendo el viento.

Un animal ruge al horizonte,
el perro se transforma en gato
maullando un lunático destierro.

Mientras vivas aquí, acogido,
mientras camines tras desesperado alimento.
Mientras te despiertas
con un grito entre los labios.

Sudando un sueño...